El pianista ubriqueño Gregorio Benítez se encuentra en un momento muy dulce de su carrera, ya que entre 2024 y 2025 visitará medio mundo interpretando música de Olivier Messiaen, compositor al que dedicó su tesis doctoral. En este último trimestre del año ofrecerá varios recitales en EE. UU. y en 2025 se presentará en China, Australia y distintos países de Europa, recalando también en el Palau de la Música Catalana.
Por Susana Castro
El pasado mes de marzo arrancaste una gira por varios países en la que interpretas la integral para piano solo de Olivier Messiaen. Tu relación con este compositor viene de largo, ¿qué es lo que más te interesa de su obra para dedicar tanto trabajo a su figura?
Sí, mi primera toma de contacto con la música de Messiaen se remonta a mi juventud, en torno a los 16 años, cuando empecé a hacer en casa reducciones de algunas de sus obras orquestales. Eran, por aquel entonces, partituras muy difíciles de conseguir, y simplemente me movía la curiosidad por conocer la música de otros compositores. En el caso de Messiaen, lo que me atraía especialmente era tanto la riqueza tímbrica como la sofisticación rítmica de su música. Precisamente, es esa búsqueda del color y la experimentación con el ritmo lo que me ha seguido fascinando, y desafiando, como intérprete desde entonces. Si a eso sumamos que desde niño he estado muy vinculado —a través de mi padre— con el campo y la naturaleza, el hecho de que Messiaen utilizara transcripciones de cantos de pájaros en su música lo hacían aún más apasionante. En cualquier caso, esta idea faraónica de tocar toda su obra para piano no fue mía, sino una propuesta de varios organizadores de esta gira.
¿Qué crees que puedes aportar tú como intérprete a la música de Messiaen?
El número de intérpretes que abordan la música de Messiaen es amplísimo, y de concepciones estéticas muy heterogéneas; por lo cual, creo es bastante difícil aportar algo genuinamente nuevo. No obstante, en mi caso, intento ser muy meticuloso con el texto durante todo el proceso de estudio; pero, al mismo tiempo, intento que esa fidelidad no se traduzca en una especie de esclavitud a la partitura que derive en algo artísticamente aséptico. Durante la actuación me recreo mucho en la fantasía, en la espontaneidad de cada instante, procurando hacer de cada interpretación en público un momento único, y creo que justamente es esa aportación de un enfoque más imaginativo a su música mi mayor contribución.
Interpretas prácticamente todo el repertorio de memoria, ¿te ha supuesto un gran reto?
Indudablemente. Tocar de memoria música tan compleja es un gran obstáculo, si bien para mí es crucial a fin de lograr un nivel óptimo de asimilación del texto musical. El hecho de tocar de memoria me permite centrarme en esa búsqueda de la creatividad interpretativa a la que hacía alusión anteriormente, al igual que me ayuda a alcanzar cotas de concentración más elevadas. Es simplemente una cuestión de focalizar sobre el escenario todas las energías en el resultado sonoro.
Como decíamos, la gira comenzó en marzo de 2024, pero originalmente estaba prevista para 2018. ¿A qué se debió este parón?
En efecto, la fecha original era principios de 2018, pero tuve que posponerla a causa de unas clases magistrales y ponencias que me surgieron a raíz de mi tesis doctoral; y, un poco después, el diagnóstico de una distonía focal en mi mano derecha. En octubre de 2010 tuve un accidente de bicicleta y sufrí una grave lesión en el escafoides de la derecha. Esto afectó mucho a la biomecánica de la mano. Aunque seguí trabajando bastante repertorio, notaba algunas limitaciones en momentos puntuales. Aun cuando no le ponía un nombre a lo que me ocurría, sentía desde 2011 que no percibía determinados dedos cuando tocaba el piano y durante mucho tiempo estuve tocando con solo ocho dedos. En 2018 vieron que lo que me ocurría era una distonía focal y decidí dejar de tocar. En total he estado algo más de dos años apartado del piano, un tiempo valiosísimo que he aprovechado para hacer otras cosas, para seguir estudiando, para indagar en el tema de la distonía y encontrar una solución. Por paradójico que suene, ha sido un período muy fructífero.
En Austria has ofrecido conciertos en salas tan importantes como el Musikverein de Viena y el Mozarteum de Salzburgo, ¿cómo fue la recepción de tu interpretación de Catalogue d’oiseaux?
Sinceramente, no tengo palabras para describir la acogida que recibí durante mis recitales en Austria. Pese a que pude apreciar que cada ciudad posee su propio perfil de público, con su idiosincrasia y preferencias, el recibimiento en todos los casos fue inmejorable. Y no me refiero solo a la asistencia tan alta —algo que para mí es secundario—, sino a la cultura musical de este público. Es algo que valoré de modo particular al tocar un repertorio conceptualmente tan arduo como Catalogue d’oiseaux. El silencio tan respetuoso, la atención que demostraron durante todas mis actuaciones y, por supuesto, el conocimiento de este repertorio, fueron factores que me impactaron.
También has visitado Canadá, con una asistencia de público altísima, y con un concierto muy recomendado por la crítica del país en la Place des Arts de Montreal, ¿cómo fue la experiencia?
Pues al igual que en Austria, la experiencia canadiense ha sido excepcional. Es cierto que fue más estresante, porque me vi obligado a tener que concentrar en pocos días toda la actividad musical; de hecho, el concierto en la Place des Arts lo tuve que dar prácticamente recién llegado al país y con un gran jet lag, pero la recompensa valió la pena. Me sorprendió cómo, concretamente este recital en Montreal, fue elegido por dos de las revistas especializadas más prestigiosas de todo Canadá entre la vasta oferta de conciertos y festivales que tienen en el país. Ser recomendado entre toda esta inconmensurable programación fue todo un acicate que me ha motivado para seguir con esta locura de ‘maratón Messiaen’.
En octubre te presentarás en Estados Unidos y, entre otros lugares, ofrecerás un concierto en el Severance Music Center de Cleveland (11 de octubre). Creo que será una cita muy especial para ti, ¿por qué?
Así es. Entre octubre y noviembre tengo una gira por EE. UU. que he tenido que dividir en dos partes por problemas de compatibilidad laboral. Será un otoño intenso, porque entre medias también toco en la Konzerthaus de Berlín e, igualmente, termino de completar la integral de Messiaen con la interpretación de Cantéyodjayâ y los Quatre Études de rythme. El concierto de Cleveland adquiere una connotación muy especial porque he crecido escuchando las legendarias grabaciones de Georges Szell con la Cleveland Orchestra en el mítico Severance Hall desde pequeño, incluso a día de hoy sigue siendo mi orquesta favorita dentro de las Big Five americanas. Tocar en una de las salas de conciertos más célebres y de mayor renombre de toda Norteamérica era un sueño y estoy deseando que se haga realidad.
El 22 de noviembre celebrarás Santa Cecilia en el Carnegie Hall de Nueva York, ¿qué supone para ti presentarte en un templo musical a nivel mundial como este? ¿Qué repertorio ofrecerás en este recital?
Supone, ante todo, mucha responsabilidad, que es directamente proporcional a las ganas que tengo de tocar allí. Sin duda, es otra sala repleta de historia, de ahí todo el respeto que provoca en cualquier músico. El día 22 de noviembre presento La fauvette des jardins y seis cuadernos de Catalogue d’oiseaux, siendo este el concierto con el que cierre la gira por EE. UU.
Ya en 2025 visitarás China, ¿qué esperas de esta experiencia en un país tan distinto culturalmente al nuestro?
Espero encontrarme con un público ávido por escuchar programas novedosos, fuera de lo trillado. A pesar de las diferencias culturales, confío en que el público chino acoja bien este tipo de repertorio y estoy seguro de que será una audiencia muy exigente.
¿Qué otros compromisos formarán parte de esta gira mundial en 2025?
Además de China, tengo recitales por varias ciudades de Europa y de Australia. Algunos de estos conciertos serán en el Rudolfinum de Praga, el Concertgebouw de Ámsterdam, el Melbourne Recital Centre o el Petit Palau del Palau de la Música Catalana de Barcelona, entre otros. Por desgracia, el concierto en Barcelona es el único que daré en España; aunque espero que estos conciertos despierten también interés aquí y pueda haber posibilidades en el futuro de tocar en algún festival o sala española esta música tan increíble.
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