Tras más de una década de trayectoria, IBS Classical es uno de los sellos discográficos referentes en nuestro país. Abarca una amplia gama de producciones musicales, desde la música antigua hasta la contemporánea, incluyendo solistas, grupos de cámara, producciones orquestales y ópera. Su enfoque se centra en la recuperación del patrimonio musical y en la difusión de nuevas creaciones, con especial atención a compositores e intérpretes de Europa, España y Latinoamérica.
Por Manuel Pacheco
Queremos comenzar felicitando a IBS Classical por el premio al Mejor Álbum de Música Clásica del Año que os ha concedido la Academia de la Música.
Sin duda estamos muy contentos por este reciente galardón que nos han concedido. Con él se premia el nivel de la Orquesta Filarmónica de Málaga, la cual está dejando un legado discográfico muy importante y en el que IBS Classical participa activamente. También pienso que se ha premiado el ser un disco único en el que se dan juntas dos obras emblemáticas de Manuel de Falla: El corregidor y la molinera junto al Sombrero de Tres Picos. Muy contentos y orgullosos.
En la entrevista que concediste a Melómano en 2017, tras seis años de recorrido con IBS Classical, hiciste un balance positivo de vuestra evolución: aumento de los discos publicados, una entidad propia… ¿Cómo valoras la trayectoria del sello en 2024?
Pienso que IBS Classical se consolida como un sello discográfico que representa tanto a intérpretes de nuestro país como a compositores. En los últimos años, desde 2017, nuestras producciones anuales se han mantenido, incluyendo los fatídicos años 2020 y 2021. De la temporada 2023-24 destacaría también el aumento en nuestro catálogo de producciones orquestales, las cuales, sin duda, son las más complicadas de llevar a cabo.
Con varias nominaciones a los Latin Grammys y distinciones en Europa, y con una distribución en más de cuarenta países, ¿qué espacio dirías que ocupa IBS en el contexto internacional de las publicaciones discográficas?
Vivimos un momento muy importante en lo que respecta a la calidad de los intérpretes y compositores españoles, lo cual nos lleva a la necesidad de tener una herramienta que deje constancia de ello, que lo haga perdurar en el tiempo y que facilite a todo el público el poder escuchar y conocer todo lo que nuestro país puede ofrecer. La prueba del interés por nuestra música es que Alemania es el primer país en importaciones de discos de nuestro catálogo. Le siguen Inglaterra, EE. UU. Japón, Francia, etc. Precisamente España, aunque con evidente repercusión aquí, no la encontramos hasta el sexto o séptimo lugar. La distribución internacional funciona, lo vemos porque nuestros discos están reflejados en las publicaciones internacionales con éxito de crítica. Es un enorme elogio que universidades de América o de las antípodas te feliciten por el trabajo.
¿Cuáles son las señas de identidad del sello? ¿Contáis con criterios específicos para seleccionar un repertorio o un artista?
Desde el primer momento no quisimos que nos encasillaran en un sello dirigido a un estilo específico de música. Nadie recomendaría escuchar solo música barroca, clásica o contemporánea, o solamente solistas, o bien solo música de cámara. La grandeza de nuestro arte radica en que seguimos escuchando música de hace siglos a la vez que nos interesamos por lo que hoy día se está creando. No obstante, reconozco mi obsesión por aportar producciones nuevas que no hayan sido grabadas, al menos en exceso. En este sentido sucede que, cuando el intérprete o el compositor comparten con nosotros su proyecto, estudiamos tanto la trayectoria como la idoneidad del repertorio, y muchas veces intervenimos en la confección del programa a grabar. Parte de nuestro trabajo como productores es observar qué demanda nuestra sociedad.
Una parte destacada de vuestro catálogo la componen grabaciones con importantes orquestas del panorama español como la Orquesta Sinfónica RTVE, la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, la Bilbao Orkestra Sinfonikoa o la Orquesta Filarmónica de Málaga.
Como decía, la producción orquestal es sin duda uno de nuestros mayores retos, incluso fuera de nuestro país. Me enorgullece estar realizando producciones discográficas con la mayor parte de las orquestas profesionales españolas, y en muchos de los casos con varias producciones. Cuando hablo con los gerentes les intento hacer ver que un disco es para toda la vida, para todo momento, y que además eleva el nivel de exigencia a los músicos al máximo. No entiendo la obsesión por hacer dobles conciertos los viernes y sábados y, sin embargo, tener producciones discográficas que son de los años 80. Cuando hablo con un intérprete o grupo les hago ver que la producción discográfica es un legado que han de dejar. De nada sirve hacer un proyecto aislado, y la mayoría de ellos lo entienden y lo toman como una línea de trabajo más en su carrera. Esto con las orquestas lamentablemente no siempre ocurre, aunque nosotros seguiremos haciendo pedagogía.
¿Cuál es vuestro compromiso con la música de creación actual? Pienso, por ejemplo, en discos recientes que habéis dedicado a las obras de Sergio Blardony, Jesús Torres o Juan José Colomer.
Disfruto mucho en los monográficos que hacemos de nuestros compositores actuales. Sueño con que, en el futuro, la gente tendrá en sus manos mucha música de esta generación, cosa que en compositores del siglo XX en España no ocurre. Hay un tremendo vacío cuando queremos escuchar la música de Julián Bautista, Salvador Bacarisse, Fernando Remacha, Gustavo Pittaluga, Rosa García Ascot, Manuel Oltra, Lluís Benejan, Felipe Pedrell… Esta es otra de nuestras líneas de trabajo, la de recuperar música de compositores poco conocidos. Por eso, para que dentro de años no exista ese mismo vacío en este siglo XXI, me obsesiona difundir el trabajo de los compositores actuales.
Con el pianista Antonio Oyarzabal habéis publicado dos volúmenes de La muse oubliée, dedicados a la música de compositoras. ¿Hay pendiente algún otro proyecto de recuperación del legado musical femenino?
La música de las compositoras la grabamos, en primer lugar, porque es buena música, no solo porque las haya compuesto una mujer. Aunque es verdad que a muchas de ellas la historia no las ha tratado con generosidad en su difusión. El primer álbum tuvo tal repercusión que le dedicaron programas de radio en emisoras de infinidad de países, y se quedaron tantas piezas fuera que sabíamos que tendríamos que hacer un segundo. Sobre el próximo, espero que Antonio no se moleste, he de revelar que será la música de cámara la protagonista y, por qué no, también de mujeres compositoras.
¿Hay algún álbum que haya supuesto un trabajo más personal para IBS y del que estéis especialmente satisfechos?
Nuestra máxima es nunca publicar algo hasta que no nos satisface al cien por cien. Por eso es difícil quedarse con un solo álbum. Bien es verdad que hay producciones que son iniciativa nuestra y que te ilusionan porque llevas años imaginando tener ese disco en las manos (al decir años me refiero antes incluso de dedicarme a esto). Un ejemplo de ello puede ser algo con lo que soñaba: poner en un mismo disco El corregidor y la molinera de Manuel de Falla junto a El sombrero de tres picos en el que Diáguilev pidió convertirlo. Gracias a la Orquesta Filarmónica de Málaga pudimos hacerlo realidad. La prensa especializada francesa lo ha premiado, y acaba de recibir el premio al Mejor Álbum de Música Clásica de la Academia de la Música de España, como comentábamos al principio.
Ahora que han pasado unos años desde la pandemia, ¿crees que ha cambiado el paradigma en lo que respecta a la grabación y distribución de discos?
En nuestro caso, la pandemia supuso una eclosión de la grabación por el cierre los auditorios. Los músicos necesitaban una motivación para seguir trabajando, estudiando, ampliando el repertorio, y encontraron en la grabación la razón de seguir en activo. Superada la pandemia, han comprobado que las grabaciones han supuesto la difusión de su nombre, y en muchos casos oportunidades para ser programados en salas de conciertos y festivales. Aunque sobre esto último me gustaría aclarar que un disco no es un ‘agente de conciertos’, sino una herramienta que pone en el mapa musical a un determinado intérprete y compositor, lo cual ayuda mucho.
El streaming lleva años ocupando un lugar central en el día a día de quienes escuchan música, y sin embargo se está asistiendo a un regreso del formato físico —el boom de los vinilos en diversos géneros musicales es un buen ejemplo—. ¿Crees que ocurre lo mismo con la música clásica, o dirías que los hábitos de escucha son distintos en este ámbito?
El público de la música clásica sin duda es el que más número de discos atesora. Las fonotecas de muchos de nosotros se podían contar hasta en millares de discos, muchos de ellos de vinilo. Eso hoy día ha cambiado, ya que el público que compra un vinilo no lo hace, en la mayoría de los casos, para escucharlo, sino porque es un conjunto de marketing con grandes fotos, una camiseta, adhesivos, etc. Algo que, en el mundo clásico, sinceramente, nadie busca ni espera. Por ello el vinilo está teniendo cabida en el mundo del pop, rock, heavy, techno, etc. Dicho esto, he de reconocer que me encantaría tener algún vinilo nuestro, y voy a desvelar que una orquesta acaba de encargarnos una tirada de su producción en vinilo, además de los formatos habituales. Como último dato también me gustaría decir que mi estudio de trabajo está presidido por un legendario EMT 948, uno de los más preciados platos giradiscos con el que disfruto de muchos de mis vinilos.
¿Qué novedades de IBS Classical podremos escuchar para esta segunda mitad del año?
Este 2024 lo cerraremos con otras veinticinco o veintiséis producciones. Entre ellas están un monográfico de Henry Mancini con motivo del centenario de su nacimiento; la premier mundial de la grabación de Mirentxu, la óperade Jesús Guridi que hicimos con la Bilbao Orkestra Sinfonikoa y la Sociedad Coral de Bilbao; un monográfico Sorozábal de música coral con Kea Vocal Ensemble; o la integral de sonatas de Manuel Ponce con María Esther Guzmán.
También lanzaremos dos volúmenes que completan toda la obra de piano de Joan Guinjoan con Alfonso Calderón; publicaremos la primera grabación realizada por un español del Concierto para piano núm. 3 de Rajmáninov y el Concierto núm. 2 de Prokófiev, con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y Josu de Solaun como solista; un tercer álbum con la Camerata Gala dirigida por Alejandro Muñoz; y varias producciones camerísticas con el Trío Ausias, el Cuarteto Gaman o el dúo de pianistas Essenz. ¡Estamos muy ilusionados!
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